Ademas de fermentar los mostos en lagares de cemento, la arquitectura integrada de la bodega facilita la elaboración de vinos ecológicos con una climatización natural y unos desniveles perfectamente estudiados que nos permiten trabajar aprovechando la gravedad, desde que la uva llega a la bodega hasta que los vinos duermen en la sala de barricas esperando el embotellado final. En esta sala, bajo tierra, la temperatura se mantiene naturalmente todo el año entre 13 y 19ºC.
La enología se pone al servicio de la naturaleza y el viñedo, y la vendimia se realiza en el momento óptimo de maduración de forma manual en pequeñas cajas para que el fruto llegue a la bodega en las mejores condiciones. Después, ya en la cinta, los racimos se someten al último control visual para que no haya ninguna fruta en mal estado antes de que la uva se transforme en vino en lagares de cemento. Buscamos intervenir sólo lo imprescindible en el proceso de fermentación natural del vino. Por eso dejamos que el mosto fermente con las propias levaduras de la uva. Trabajamos siguiendo los ciclos lunares y otros ciclos de la naturaleza, también al elegir el momento óptimo para embotellar.