Existen pocos vinos de los que podamos decir que poseen alma. El catalán Sota els Àngels, del Ampurdán, posee toda la rara característica que le da la complejidad de los vinos de ensamblaje, pues se elabora gracias a variedades tan poco trabajadas en nuestro entorno vinícola como la carménère. La buena madera se expresa en esta añada 2008 en un ejemplar que han denominado «tinto con madera», superando la servidumbre de la crianza o de los tiempos de redondeo del vino. El terruño de la zona suele expresarse con frutas muy maduras que, en esta ocasión, sólo aparecen perfiladas. Signo de distinción y mesura mediante la combinación de variedades.
A la rara casta chilena por estos pagos se unen otras de origen francés y la autóctona samsó. La clave de este vino especial, de entrada muy fino en boca, largo y persistente, al parecer, son los postulados de la biodinámica, a la que se han encomendado los bodegueros. Vino de ensamblaje, de aromas perturbadores, de terruño marcado, es el ideal para ese consumidor cosmopolita que busca pagos y nuevas versiones de las zonas del vino. Su medida expresión aromática en el paso de boca nos seduce, nos permite indagar el juego de las variedades y del gusto por un ejemplar sedoso, pero sorprendente.